martes, 15 de septiembre de 2015

Cómo Interpretar la Biblia



El propósito de interpretar la Biblia no es inventarme ideas que puedo poner en sus páginas y luego llamarlas mi interpretación. El propósito de la interpretación es averiguar qué la Biblia quiere decir. Es en este punto que muchos fallan y logran que la Biblia sea algo totalmente diferente a lo que verdaderamente es.
Lo primero es primero: ¿Cómo se lee la Biblia?
La Biblia se lee literalmente. Es decir en su sensis literalis – que significa “interpretar o leer según fue escrito.”
No nos podemos olvidar de que la Biblia fue escrita utilizando varios géneros literarios (como la narrativa histórica, poesía, parábolas, cartas, proverbios, narrativo simbólico, etc.) Por lo tanto, es necesario y de suma importancia discernir qué tipo de género literario estamos leyendo para saber cómo estudiarlo. (Esto es leer la Biblia en su sensis literalis.)
¿Por qué?
Porque hay diferentes reglas para interpretar los diferentes géneros literarios. La poesía no se estudia de la misma manera que un narrativo. Por lo tanto, estudiar la Biblia significa interpretarla de acuerdo con la manera en la cual se escribió y con el sentido que el escritor (no tú) le dio a lo que se escribió.
Por eso es importante ubicar lo que leemos dentro del marco literario para el cual fue escrito. Por ejemplo, imagina que abro un periódico y leo el titular “Los Tigres despedazaron a los Vaqueros.” Dependiendo bajo qué sección del periódico yo lea ese titular, tomará un significado diferente. Si leo el titular bajo la sección de deportes, va a significar algo muy diferente a si leo el mismo titular bajo la sección de crímenes o la sección de biología. No es suficiente conocer el significado de las palabras – hay que saber el contexto literario bajo las cuales fueron escritas.
Rechazar las enseñanzas de Las Escrituras es una cosa, distorsionarlas es otra por completo.
Ahora bien, hay 7 cosas que debemos considerar en el momento de interpretar la Biblia.
1. La Biblia es su propio intérprete.
La Biblia se explica a sí misma y no se contradice. Si piensas que hay una contradicción, no entendiste lo que leíste o algo está siendo tomado fuera del contexto intencionado. Por lo general, los pasajes que discuten el mismo tema lo que hacen es que cualifican el tema – es decir, lo explican y expanden el entendimiento sobre el tema.
2. Cuidémonos del “Relativismo Cristiano.”
¿Sabes cuántas posibles interpretaciones tiene la Biblia?
Una
La Biblia tiene UNA interpretación correcta, pero múltiples aplicaciones. Por lo tanto, es posible interpretar la Biblia de forma incorrecta. Me resulta interesante esto del “Relativismo Cristiano,” donde categorizamos las diversas interpretaciones de la Biblia bajo: “Esa es TU interpretación.” Pero – peor aún – están lo que dicen: “Tú tienes tu interpretación y yo la mía – y ambas están correctas.” Esto es hacer que la Biblia signifique lo que sea que te convenga que signifique – y no funciona así.
Cuidado con darle una interpretación fuera de lo que dicen las Escrituras.
La Biblia no está para ser acomodada a nuestra forma de vivir y pensar. Nosotros no influimos en la Biblia – ella nos influye a nosotros.

3. Hay que leer la Biblia como cualquier otra obra literaria.
No es decir que no es única, ni que no es inspirada por Dios.
A lo que me refiero es en el sentido de que los verbos son verbos, los adjetivos son adjetivos, etc. Porque el hecho de que sea un libro espiritual no significa que no sigue las reglas de gramática, sintaxis, etc. Por supuesto, no hay nada espiritual que cambie el sentido de la gramática.
Esto no significa que, por el hecho de que es un libro inspirado por Dios, vamos a tirar el dedo como si fuese un dardo hacia la Biblia y Dios me ministra donde caiga el dedo. La Biblia no es una colección de frases bonitas que no tienen nada en común.
Tenía un amigo que ponía la Biblia frente a un abanico y, donde Dios parase la página, ahí era lo que Dios quería ministrar. Esto es una violación al texto, al contexto y es un insulto al que la inspiró. Se intencional en tu lectura. Si comenzaste un libro, termínalo; estúdialo. Sácale provecho al vasto conocimiento y sabiduría que tienes delante de ti.
4. Existe dentro de sus páginas.
No lo veas como una historia de hace miles de años, de la cual estás desconectado, Imagínate que lo presenciaste. Envuélvete – con pasión – dentro de sus páginas. Haz preguntas: ¿Cómo reaccionaron los grandes de la fe antes diversas situaciones? ¿Cómo reaccionarías tú?
Cuando leemos la Biblia existiendo dentro de ella, nos ponemos a nosotros mismos bajo el microscopio y no a Dios. No buscamos la manera de cambiar la Biblia para desechar sus enseñanzas, de modo que no nos apliquen. Así, no buscamos que la Biblia se conforme a nuestro punto de vista, sino que nos sometemos a lo que Dios dice a través de ella.
La Biblia te critica a tí, no es al revés.
Esta es la manera más rápida para crecer espiritualmente. Es en los versículos difíciles que podemos ver en qué cosas nosotros diferimos de Dios. Entonces, dejamos que la Palabra nos transforme para que busquemos ser cambiados nosotros, sin cambiar las palabras de Dios.
5. Interpreta lo narrativo con lo didáctico.
La Biblia siempre expone algo por medio de la narración. Luego, lo explica a través de la literatura didáctica (epístolas, etc.) Es decir, los textos históricos sencillamente describen y, en cuanto a la Biblia se trata, se utiliza lo didáctico para entender/interpretar lo histórico.
Me explico:
Los Evangelios nos dicen de un hombre que tenía unas lecciones de vida súper chéveres y, por más bueno que parecía, lo mataron en una cruz y, tres días después – ¡sorpresa! – resucitó. Esto sería, literalmente, lo único que pudiésemos extraer de Los Evangelios si no tuviésemos las epístolas que nos enseñan el significado expiatorio de la muerte de Jesús, por qué funciona y cómo aplicarlo. Lo didáctico interpreta lo histórico.
6. ¡Atención al Contexto!
Este punto es el más importante de todos. Sin el contexto, las cosas se llevan a lugares extraordinarios que todavía me sorprenden cuando me los encuentro. Hay tres tipos de contexto: Local, Histórico y Global. Para encontrar el contexto, haz las siguientes preguntas relacionadas con cada contexto mientras lees:
§  Contexto local – en relación exclusivamente con el pasaje en sí.
¿Quién estaba?
¿Quién lo dijo?
¿A quién se lo dijo?
¿Por qué lo dijo?
¿Qué estaba diciendo antes?
¿Qué dijo después?
§  Contexto Histórico – en relación al momento histórico del pasaje.
¿Qué estaba sucediendo en la época en el momento de la acción/discurso?
¿Cuáles eran las costumbres/tradiciones del momento/lugar?
¿Qué era aceptado? ¿Qué no?
§  Contexto Global – en relación al resto de la Biblia
¿Qué dicen los versículos paralelos?
¿Qué otros versículos hay sobre el tema leído?
¿Qué dicen?
¿Están de acuerdo o hay alguna aparente contradicción?
¿Por qué?
7. No sólo dependas de ti
Dios ha puesto pastores y maestros de la palabra, que son hábiles, entre nosotros. Están para mejorar nuestro caminar y entendimiento en Cristo

¡Usémoslos!

Fuente: verdadyfe.com

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